El salesiano alcalareño se encuentra en la actualidad en
Stockton (California), cumpliendo una evangelización de ese espíritu salesiano
que siempre le ha profesado. Muy querido en nuestra ciudad, lleva a gala ese
alcalareñismo que muchos deberían profesar.
¿Cómo llevas el
confinamiento a nivel personal?
El así llamado “confinamiento” lo voy
llevando con paciencia, con una programación personal exigente, pero no exento
de preocupación y cierto desasosiego por lo que estamos viviendo y por sus
consecuencias en el inmediato futuro.
Sigo las noticias de España y de Estados Unidos y espero que todos
estemos a la altura de las circunstancias, especialmente quienes tienen la
responsabilidad política de afrontar en primera línea la pandemia y sus
efectos.
¿Qué situación existe
allí?
La situación que se vive en California, y en la mayor parte de los
estados es muy similar a la que estáis viviendo en España: permanencia en los
hogares (algo más suave aquí: puedes salir a hacer deporte, a pasear a los
niños...), suspensión de encuentros masivos de toda índole, distancia social,
medidas higiénicas especiales (en estos los estadounidenses ya tenían muchas
costumbres “de atrás”), medidas económicas para paliar la crisis que se
avecina.
El número de afectados y de fallecidos es enorme (esta es una nación
de más de 300 millones de habitantes). El presidente llegó a decir que morirían
más de 100.000 personas (mueren 80.000 cada año de gripe común). Especialmente
es llamativa la expansión de la pandemia en la ciudad de Nueva York. En
general: normas sociales parecidas, seguimiento mayoritario de esas reglas,
preocupación, y cansancio por el confinamiento. Hoy más que nunca “el mundo es
un pañuelo”.
¿Estás en permanente
contacto con la familia aquí en Alcalá?
Por supuesto. Tengo conexión telefónica con mi hermana, que vive en
Sevilla, dos veces por semana; y a través del Watshapp con otros miembros de mi
familia. Sé que todos están bien. También mantengo contacto con personas de las
diversas Casas salesianas por las que he ido pasando: La Línea, Sevilla,
Alcalá, Las Palmas, Cádiz… Puedo decir que no tengo constancia de nadie
“cercano” que esté afectado por el Coronavirus. Ciertamente, las circunstancias
actuales han propiciado, en general, una relación digital mucho más intensa que
la que teníamos hasta la fecha.
¿Cómo
es la rutina con este aislamiento?
El día a día es la “gran batalla” que, los que no podemos hacer otra
cosa, tenemos entre manos. Siendo una comunidad religiosa pues cuidamos los
actos comunitarios: Oración de la mañana, eucaristía diaria, desayuno,
almuerzo, oración de la tarde, misa diaria y dominical con las Hermanas
Misioneras del Sacro Costato, una congregación que ayuda mucho en nuestro
colegio y parroquia de St. Luke (y que viven en el perímetro de los terrenos de
la parroquia).
Y a partir de ahí: la programación personal que cada uno pueda
elaborar, ya que todo el ministerio sacramental, pastoral, colegial está
detenido. Echamos mucho de menos a nuestros grupos parroquiales: hispanos,
filipinos, vietnamitas, a nuestros
alumnos y sus familias y a las distintas realidades parroquiales que desempeñan
aquí su labor. ¡Todos deseamos que esto pase cuanto antes! Y pedimos a Dios que
nos conceda una “santa paciencia” para llevar el día a día. En nuestra oración
recordamos habitualmente a los fallecidos a causa del virus, a los que han
enfermado de Coronavirus, y a sus familias. Así que ejercitándonos en la
esperanza.
Un gran abrazo virtual desde Stockton, en la costa
oeste de los Estados Unidos para todos mis paisanos y mi deseo de salud para
todos en medio de estos momentos difíciles.
Alejandro Calderón Sánchez