En estos últimos días, ha estado en primera
plana todo lo relativo a la educación de nuestros niños, jóvenes y
adolescentes. Cómo afrontar este último trimestre y cómo afectará al curso
siguiente. La ministra y los demás consejeros se afanan por clarificar cómo se
procederá en esta inusual situación, que también afecta al sector Educativo y a
todos los que pertenecemos a él.
Se han escuchado y leído durante estos días
cosas como: promoción automática, aprobado general, y demás titulares
sensacionalistas, que lejos de aclarar la situación, solo han conseguido que el
trabajo de los directamente implicados se vea enturbiado. Para los que están
fuera de este mundo hay que explicar varias cosas, tras las cuales podemos
tener una visión más clara de la situación.
Empecemos por la primera, la mayoría de las
disposiciones ministeriales han de ser concretadas en las distintas comunidades
autónomas, ya que buena parte de las competencias educativas están
transferidas, y no digo esto como crítica, sino porque debemos ser cautos con
las intenciones, manifestación o interpretaciones de lo dicho en la rueda de
prensa de los ministros. Al respecto, he de decir, escuché en más de dos
ocasiones a la Sra. ministra, manifestar que ella no ha dicho nada acerca del
aprobado general, no obstante, aún asi, seguimos viendo titulares sobre ello.
En el sector educativo estamos acostumbrados
a ser cautos y esperar las instrucciones por escrito, pues en ellas se suelen
concretar las intenciones y manifestaciones de los dirigentes y no porque
cambien profundamente, sino porque las concretan y desarrollan sin que haya
lugar a la interpretación extrema.
Pues a pesar de todo esto, nos hemos visto
envueltos en una polémica que nada favorece a nuestro trabajo, sobre todo
afectando a nuestro alumnado que se ha visto aludido y que les presenta un
horizonte, que para nada será el real. ¡Y SÍ! los profesores estamos
trabajando, desde casa, pero trabajando. A mí no me acompleja decirlo, no
estamos de vacaciones como otros piensan y dicen, estamos al pie del cañón, con
los medios de los que disponemos, y sin duda alguna, con más ilusión y empeño
que recursos.
Os lo cuento. Estamos trabajando, la mayoría,
con nuestros equipos, nuestros móviles, tablets u ordenadores personales, con
nuestra propia conexión de internet, con nuestro salón convertido en aula y con
nuestras ganas por hacerlo bien. Ésta es la situación de la inmensa mayoría de
los docentes que conozco, gente que se está reinventando para mantener el tipo
y que no se plantea una derrota, solo una victoria.
En mi particular caso, me ha tocado vivir
esta situación y en vez de lamentarme, me lo planteo como una oportunidad de
mejora y así lo está siendo. Intento estar atento a las situaciones
particulares de mis alumnos, detectando los problemas que ahora han aparecido.
La brecha digital ha surgido como la más novedosa de estas situaciones
especiales, pero hay otras. Con la brecha digital han aparecido nuevas
necesidades que hay que atender con mucha inventiva, pero atender y solucionar
es nuestra tarea en el día a día. Llamadas de teléfono, correos electrónicos e
incluso WhatsApp, con las familias y el alumnado si es preciso (los míos son
mayores).
He aprendido a trabajar detrás de un
ordenador y claro que esto jamás sustituirá al contacto directo, que en la
educación es fundamental y primordial, pero ante la situación actual, esto
mejor que nada. He tenido que aprender a configurar tareas para poner en la
plataforma educativa, en vez de explicarlas en el aula, corregir a través de
fotos, PDF y Word, en vez de los trabajos en directo y esto siendo profesor de
plástica y dibujo técnico (educación plástica, visual y audiovisual) ha sido
todo un inconveniente. He aprendido a dar clases por videoconferencia, grabar
mis clases para poder tenerlas offline y un larguísimo etcétera, todo esto en
un fin de semana.
No obstante, lo más complicado de hacer y no
sé si lo estoy consiguiendo, el tiempo lo dirá, es mantener a mis alumnos “enchufados”
en el trabajo. Esta situación, está siendo la tarea estrella como tutor de 2º
de la ESO. Tenerlos en el trabajo, ayudando a las familias a que no se sientan
solas, pues ellas son la segunda pata en este proceso.
Porque en esta situación, al igual que en
otra situación normalizada, el proceso educativo a de estar al unísono entre:
profesorado, alumnado y familias.
Alejandro
Redondo Torres
Profesor
de Secundaria y Bachillerato